
Mike Davis muestra cómo los propietarios, desarrolladores y funcionarios de la ciudad de Los Ángeles han reestructurado la ciudad para dar urbanos acomodados y los visitantes la percepción de la seguridad y la seguridad que los separa de bajos ingresos y de los residentes no blancos. Argumenta que la ciudad ha seguido una estrategia de''social el apartheid''por la eliminación u ocultación de la pobreza y elevar la seguridad a la parte superior la prioridad para la nueva construcción y los proyectos de reurbanización.
Analiza las periferias urbanas desde su compromiso con el cambio social. Una sola frase sintetiza su análisis: "Los suburbios de las ciudades del tercer mundo son el nuevo escenario geopolítico decisivo". La privatización del espacio público de arquitectura, además, está ensombrecido por reestructuraciones paralelas del espacio electrónico, como de severos controles, de pago acceso a la información " pedidos ', bases de datos de élite y los servicios de cable de suscripción alguna de sus partes del ágora invisible. Ambos procesos, por supuesto, espejo de la desregulación de la economía y la recesión de prestaciones no de mercado. El declive del liberalismo urbano se ha visto acompañada por la muerte de lo que podría llamarse la "Olmstedian visión "del espacio público.
La situación es más grave aún de lo que muestran los números: la urbanización, como señala Mike Davis, se ha desconectado y autonomizado de la industrialización y aún del crecimiento económico, lo que implica una "desconexión estructural y permanente de muchos habitantes de la ciudad respecto de la economía formal". Por otro lado, observa que "en la última década los pobres han estado organizando a gran escala, ya sea en una ciudad iraquí como Ciudad Sadro en Buenos Aires".
De ésta manera América Latina presenta los principales desafíos al dominio de las elites han surgido del corazón de las barriadas pobres: desde el Caracazo de 1989 hasta la comuna de Oaxaca en 2006. Prueba de ello son los levantamientos populares de Asunción en marzo de 1999, Quito en febrero de 1997 y enero de 2000, Lima y Cochabamba en abril de 2000, Buenos Aires en diciembre de 2001, Arequipa en junio de 2002, Caracas en abril de 2002, La Paz en febrero de 2003 y El Alto en octubre de 2003, por mencionar sólo los casos más relevantes.
Muchas grandes ciudades latinoamericanas parecen por momentos al borde de la explosión social y varias de ellas han venido estallando en las dos últimas décadas por los motivos más diversos. El temor de los poderosos parece apuntar en una doble dirección: aplazar o hacer inviable el estallido o la insurrección y, por otro lado, evitar que se consoliden esos "agujeros negros" fuera del control estatal donde surgen los principales desafíos a las elites.
En efecto, un estudio de las Naciones Unidas estima que mil millones de personas viven en las barriadas periféricas de las ciudades del tercer mundo y que los pobres de las grandes ciudades del mundo trepan a dos mil millones, un tercio de la humanidad. Esas cifras se duplicarán en los próximos 15 a 20 años, ya que el crecimiento de la población mundial se producirá íntegramente en las ciudades y un 95% se registrará en los suburbios de las ciudades del sur
No hay comentarios:
Publicar un comentario